Miss Customer está cansada, no es que esté mayor, pero tanto desatino la tiene aturdida. Ve que ya no importa si eres de sangre azul o plebeyo, ejemplo de deportista o desconocido, Presidente o concejal, Director General o empleado, militar o civil, Cardenal o cura… la ética nos ha abandonado a todos. Da igual como de importante sea el pais, ni cuan grande sea la empresa, hay basura para estar limpiando hasta el siglo que viene.

Con este panorama, Miss Customer no se fia de nada ni de nadie, ni de los supermercados ni de los hipermercados, ni de las tiendas pequeñas, ni de cualquiera que intente venderle algo. No quiere salir, porque ya no está segura si el 3×2 será de verdad u otro artificio de Marketing. Ya no se cree que se bajen los precios, y se pregunta que porqué se hace en 2000, 3000, 4000 y no en todos. Vive aferrada al móvil y al ordenador para comparar, para evitar que la engañen.

Ha estado tantos años pagando la diferencia, que ahora no hay quien la levante del sofá. Pero aun no está todo perdido, podemos acercarnos, ir poco a poco, ayudarla a comprar y llevarla de la mano. Ser honestos, simplificar la información y explicársela cuantas veces sea necesario.

En definitiva, tenemos  que ganarnos su confianza, tiene que volver a creer en nosotros, y cuando eso suceda, asegurarnos que no volvemos a defraudarla, porque es muy posible que ya no podamos recuperarla.

Ya deberíamos estar limpiando y dándole brillo al coche para ir a buscarla, no esperemos a que salga.

Buenos días Miss Customer, bienvenida, ¿la podemos ayudar en algo?