Ya he escrito en otras ocasiones al respecto. Es, de hecho, el «lema» de mi blog. Siempre hemos estado y estaremos en proceso de cambio, pero debido a algunos aceleradores, parece que hemos entrado en algo mas que en un cambio de ciclo, y viendo como siguen trabajando muchas empresas, lo preocupante es cuanto tiempo tardaremos en acoplarnos a él y cuantas bajas habrá por el camino.

Una de las cosas que ha cambiado ya, es la manera que tenemos de relacionarnos y compartir, y está sucediendo en cualquier disciplina o negocio. Seguro que estos nuevos modelos se habían ensayado antes, pero la diferencia hoy, es la velocidad de respuesta que se puede obtener y que podamos llegar a casi cualquier parte del mundo para buscarla.

Son muchas las veces que he pensado en esto, es decir, si en un proceso de creación uno debería trabajar obligatoriamente en equipo en algún momento, o por el contrario, si el no hacerlo, salvaría alguna idea que a primera vista, al grupo, le pudiera parecer descabellada o poco apropiada.

Algunos piensan que la opinión de la mayoría o de muchos, no es necesariamente la mas acertada. Incluso hay quien cree que lo que mucho se comparte, se acaba empobreciendo y se aprovechan de ello para imponer.

Recientemente leía, que si Steve Jobs hubiera puesto sobre la mesa su idea, para discutirla, probablemente hoy no tendríamos el Iphone en nuestras manos, ni otras de las maravillas que su mente privilegiada nos ha legado. Y así con muchos de los genios que nos han sorprendido a lo largo de la historia.

Esta afirmación supone, en el caso de Steve J., que nadie intervino en ese proceso de puesta en marcha de la idea, cosa que desde luego no es cierta, por mucho que su sombra fuera alargada, como bien se ha conocido. Cuanto de diferente es el producto final a causa de las intervenciones de cada una de las personas que han estado involucradas, es difícil o casi imposible saberlo, incluso si se ha empeorado o mejorado. Ahora bien, parece evidente que detrás de cada modelo nuevo de Iphone está, entre otros muchos, el cliente, con lo positivo y lo negativo.

Así pues, yo creo que no es tanto si debe estar o no la opinión o participación del equipo o de aquellos que deben o pueden aportar, sino de cuándo y cómo incorporar al proyecto esas aportaciones, críticas, correcciones, mejoras. El que critica, halaga, colabora, participa, puede estar en cualquier fase del proceso y por tanto influir en el resultado, la clave es cómo, el líder o líderes del mismo, pilotan esa participación.

Claro está, depende de la naturaleza de la creación y del objetivo que se persiga con ella. No es lo mismo quien pinta por pintar, que quien lo hace para ganarse la vida. El primero, al escuchar las críticas o los halagos, puede tomarlas en cuenta o no, pero su objetivo no se verá perjudicado. El segundo, si quiere ganar dinero, se tiene que acoplar, o en caso contrario tendrá que variar su objetivo.

Tener una idea y creer en ella, para empujarla hasta el final, no significa que no pueda mejorar si se introducen opiniones.
De ahí que para mi, el auténtico creador es el que sabe en que momento ha de introducir las variantes que otros ofrecen y al tiempo, saber detectar cuales son las que mejoraran el «producto final». Es una apuesta, mucho mas arriesgada y compleja que comérselo y guisárselo uno mismo.

Todos o casi todos hemos liderado al menos una vez, una idea, un proyecto y, hay que reconocer que cuando uno es el portador original y está convencido de que funcionará, compartir requiere un ejercicio que no es sencillo. Es, parafraseando a Bruce Lee en aquel famoso anuncio, convertirse en agua, fluir o golpear según requiera la situación. Escuchar los argumentos para sumarlos y ser firme con aquellos que tu experiencia, formación, o sencillamente intuición, te parezcan mas acertados.

Ser sordo y ciego a lo que te puede ofrecer «el mundo» es, yo creo, sencillamente un error. ¿ Y tú que crees?